EL INFINITO

Hay dos fenómenos descritos por la física que voy a comentar para empezar a desarrollar este artículo destinado a ofrecer una imagen conjetural, pero consistente de la realidad cosmológica.

Para empezar, pensemos en un muelle en un entorno no disipativo desprovisto de fricciones internas capaces de absorber energía. Sometámoslo, ahora, a una tensión externa que lo estira una determinada longitud, la propia naturaleza del resorte establece un mecanismo de compensación que tiende a restaurar el estado previo a la aparición de la acción tensional. La dinámica provocada genera nuevos factores, a priori inexistentes, tales como la velocidad, que hacen que en la ubicación original la situación general no coincida con la que tenía, lo que puede interpretarse como una subtensión derivada que precisa de una nueva compensación, el movimiento persiste hasta que la velocidad se anula, pero ahora el muelle está comprimido lo que supone un nuevo elemento que pide una nueva compensación entrando en una cinética cíclica gobernada por dos características básicas del sistema dinámico, la tensión y la compensación, que en el contexto propuesto danzarán juntas por toda la eternidad interpretada ésta como un concepto casi privativo del ámbito local que habita el muelle.

Estudiemos ahora un elemento conductor de la corriente eléctrica inyectando en su interior carga de un único signo, la propiedad del material que permite el movimiento de los portadores propicia la aparición de un factor tensional derivado de la fuerza repulsiva existente entre los elementos de carga del mismo signo, esta tensión libera un nuevo mecanismo de compensación que hace que la carga avance por la estructura hasta llegar, en este caso, a un equilibrio estático en que las tensiones desaparecen.

Al igual que todos los fenómenos observables en nuestro entorno estos dos tienen en común la dualidad tensión compensación que gobierna su dinámica, existiendo no obstante, una diferencia que quiero resaltar centrada en la circunstancia de que en el primero no se consigue nunca la anulación de las tensiones decayendo en un bucle infinito, mientras que en el segundo se llega a una situación desprovista de efectos tensionales resultantes que induce a pensar que la compensación es una característica inherente a la realidad que objetivada por el equilibrio estático puede o no alcanzarlo.

En este punto podemos afirmar que cualquier dinámica procesal será motorizada por la aparición de tensiones que provocarán una compensación que proveerá, a su vez, los mecanismos necesarios para su dilución consiguiéndola o no.

Vamos, ahora, a estudiar la esencia de la realidad global.

Echemos un vistazo a nuestro entorno y analicemos la naturaleza constituyente de todo lo que nos rodea.

Para empezar la ciencia nos dice que desde las estructuras más simples, como un virus o un diamante, hasta las más complejas como el cerebro humano, absolutamente todo esta construido a partir de unas cuantas micropartículas. Pero, ¿ que son en realidad esas micropartículas ?. Postulo que son estructuras matemáticas con miembros informativos que contienen datos que las caracterizan, spin, masa, carga eléctrica … y miembros funcionales que desarrollan algoritmos de interrelación con el entorno cuyo motor estriba en la dualidad tensión compensación que permite una complejización de muy diversa gradación en un proceso cuasiestático.

La diversidad de la materia prima básica puede ser infinita, obviamente el bagaje humano contempla únicamente una porción de ella, la necesaria para la explicación de algunos procesos que se muestran a nuestra experiencia, pero la limitación de ese contexto induce a pensar que la variedad de estructuras matemáticas fundamentales se sale de nuestra comprensión.

Si los ladrillos del «TODO» son elementos matemáticos la deducción es sencilla, absolutamente la totalidad del universo esta constituida por objetos de naturaleza algorítmica caracterizados por sus miembros informativos y relacionados entre si por miembros funcionales alcanzando diferentes niveles de complejidad estructural y operativa.

Como elementos de programa lo desarrollan en una maraña de interrelaciones guiada por la dualidad tensión compensación siguiendo una causalidad matemática desprovistos de ciclos de reloj espaciotemporales dada la discutible extrapolación de la variable espacio-tiempo a la globalidad de la realidad.

En esencia, y hasta este punto, propongo una realidad global estrictamente matemática con una estructura algorítmica jerarquizada que se alimenta de un combustible obtenido de la dupla tensión compensación y presenta un flujo cuya secuencialidad caótica es matemática y no espaciotemporal.

Antes de proseguir nuestro viaje vamos a trastear un poco con un concepto ineludible que habita nuestro cerebro como algo esencial y que conocemos bajo el término INFINITO.

El concepto de infinito es algo que nos perturba profundamente por su intangibilidad. Cuando pensamos en él nuestra mente entra en un capítulo de bruma extrema, sin embargo existe como una idea trascendental.

Para empezar esta dotado de una flexibilidad manifestada por el hecho de que la adición de cualquier cantidad incluido el propio infinito nos devuelve otra vez el mismo resultado, esa flexibilidad permitiría, incluso, la aparición de una acotación tensional que diera pie a efectos compensatorios. La imposible resolución del proceso de fraccionamiento infinitesimal en un único dígito se entrevé en principios de fuerte arraigo en la física como el principio de indeterminación de Heisenberg y además niega la digitalización extrema, sí contemplada, sin embargo, en la percepción del mundo por nuestro cerebro en aras de la supervivencia de la especie.

Con esta nueva apreciación podemos ampliar el concepto de realidad, mostrándola como una estructura matemática de dimensión infinita en la que corre un algoritmo que se nutre de objetos compuestos por información y funcionalidad en un paisaje jerarquizado y dotado de una pseudo secuencialidad caótica fundamentada en un baile tensión compensación que le dota de un cierto grado de estabilidad dinámica.

Para aclarar la imagen del caos estable que preconizo podemos utilizar un símil sencillo echando mano, de nuevo, del elemento conductor de la corriente eléctrica ya utilizado, aunque esta vez sin adición de carga por mecanismos externos. La naturaleza del material, formado a través de enlaces metálicos, proporciona una nube electrónica dotada de libertad de movimiento y que dispone de un fluir caótico que es el que posibilita la estabilidad estadística neutra. Sin embargo, y como en este modelo, la focalización local a un entorno infinitesimal de la realidad muestra una actividad de tintes identitarios dispares en función de su ubicación matemática.

Vamos ahora a observar la zona de la realidad que representa nuestro entorno mas cercano con una visión de detalle.

Entre la multitud de constantes y variables matemáticas que constituyen el marco universal que habitamos destacaremos el espacio-tiempo por su carácter persistente en nuestra conciencia. Desde la hipótesis que propongo se trata de una constante algorítmica que el proceso rellena en una secuencia algebraica regida por una tensión acotacional y su correspondiente reacción compensatoria, es decir, alcanza un rango infinito inamovible en cada elemento, pero flexible en sus extremos para permitir la existencia de la esencia dual que baña la realidad en su conjunto. En cada lapso matemático, tiene tamaño infinito pero creciente o decreciente en función de la fase de orientación de la compensación. Se trata de un objeto matemático desplegado y desplegable de tamaño infinito que adquiere valores constantes de imposible digitalización con una frontera dinámica dibujada por los efectos de la tensión compensación.

La percepción del marco espaciotemporal requiere de elementos relacionales entre las diferentes ubicaciones que definan los intervalos separadores, de esta forma aparece la variable IET (intervalo espacio temporal) que marca la distancia entre dos estados del tablero. Por otra parte, y como inherente al proceso de medición, aflora la necesidad de un patrón que cuantifique el resultado, propongo la existencia de una nueva variable denominada CET (célula espacio temporal) que tomaremos como unidad para ofrecer datos acerca de la disposición relativa de los diferentes eventos.

Los mecanismos derivados de la dupla tensión compensación toman forma de campos físicos que en este contexto actúan sobre la CET modificando su dimensión y haciendo que los valores del intervalo IET se alteren.

Para analizar el tratamiento que el algoritmo zonal realiza de este conjunto de objetos debemos empezar en algún punto del programa. El punto en cuestión, aún pudiendo ser cualquiera, será el que la cosmología conoce como Big Bang. La indeterminación que encierra el carácter infinitesimal hará imposible la asignación de valores concretos a las variables por lo que siempre hablaremos de tendencias. En el punto elegido la CET toma un valor infinito profundamente tensionado en extensión y que provoca una tendencia a cero del IET. Si pudiéramos observar la realidad en este estado veríamos una distancia entre eventos nula con una complejidad intermedia y una tensión máxima. La compensación resultante abre una tendencia de decremento de la célula patrón desarrollando intervalos espaciotemporales medibles. Las estructuras precursoras de una fase anterior de la historia algebraica avanzan en complejidad dando como resultado las ilusiones concrecionales que conocemos como objetos másicos y que constituyen las galaxias y otros objetos celestes, todo ello, como ya he comentado, construido con objetos numéricos e interrelacionado mediante funcionalidades hasta alcanzar niveles de complejidad de diferente gradación.

En este estadio procesal la CET sufre un fuerte tirón compensatorio que reduce ostensiblemente su dimensión a un ritmo variable provocando un estiramiento en la distancia entre sucesos, La percepción catalizada por el intervalado muestra un espacio-tiempo en expansión. En este contexto surge la vida como zenit de la complejización conocida que ubica al genero humano en su entorno como ente de fuertes limitaciones inducidas por la necesidad de supervivencia enmarcada de nuevo en el efecto tensión compensación. El cerebro de la especie observa un devenir orientado por una flecha temporal que recorre el paisaje en un sentido creciente de la constante espacio-tiempo fundamentada en características inherentes al funcionamiento de la propia algorítmica que nos constituye.

No obstante, el espacio-tiempo no fluye, es nuestra máquina pensante la que lo hace, el algoritmo vital recorre el espacio-tiempo estático acoplándose al proceso de decremento de la CET y percibiendo un universo en expansión en su globalidad y estático en proximidad.

Para que nos hagamos una idea de la propuesta, supongamos dos latidos consecutivos de un corazón humano, serían dos eventos correlativos en la secuencia matemática que en esta parcela de la realidad se darían en dos puntos distintos del espacio-tiempo, si se produjeran en el Big Bang serían prácticamente simultáneos y separados por una distancia espacial aproximadamente nula por el tamaño infinito del patrón de medición, sin embargo conforme avanzamos en la fase actual de nuestro universo, y siempre dentro de la zona expansiva del intervalo, los eventos se distancian más en espacio y tiempo porque caben más unidades de medida entre los dos hasta llegar a un punto en que la separación entre ellos fuera tal que dejasen de existir.

Pero la realidad, en permanente reacción, también se opone a la expansión interpretada como elemento desestabilizador y lo hace a través del efecto relativista que modula el espacio-tiempo en zonas de complejidad másica, el fenómeno es crucial para la vida por su carácter estabilizador de la CET, el campo expansivo estira y la masa se opone, llegando a regiones de equilibrio transitorio que culminará en un proceso de descomplejización y aparición de singularidades tipo agujero negro, interpretables como subalgoritmos de reinicialización, que acabara diluyendo la complejidad y adaptándose al ritmo expansivo del marco general.

En el final de la fase el IET habrá alcanzado una dimensión tal que no se puede hablar de la existencia de absolutamente nada, tendrá tamaño infinito y la CET tenderá a cero.

La tensión inherente al nuevo estado restaura el flujo procesal reiniciando el mecanismo de complejización con la aparición de elementos matemáticos precursores, en un contexto de actuación del campo que provoca el incremento de la CET y el consecuente decremento del IET. Esos objetos primigenios a los que hago referencia coinciden en concepto con las primeras aproximaciones que la ciencia hace en el estudio de diferentes fenómenos. Propondré algunos ejemplos como el elipsoide de inercia que sienta la base del sólido rígido y este a su vez el de las concreciones másicas ubicables en esa categoría y a las que la evolución en complejidad ha distanciado notablemente de la condición de rigidez. Como los monopolos magnéticos predichos por la física y que, seguramente, como pertenecientes a otra etapa evolutiva han desaparecido después de desempeñar su función en la algorítmica de la fase precursora. O como cualquier modelo lineal de simplificación de fenómenos reales a los que añadir complejidad académica en la reproducción de la dinámica evolutiva del universo de nuestro entorno.

Desarrollado el análisis de nuestra casa estudiemos el vecindario y la globalidad de la realidad en la que está inmersa.

Creo que la unicidad, como extremo de acotación, se puede considerar un efecto tensional que desencadena una compensación manifestada en la replicación infinitesimal e infinita de copias idénticas de nuestro universo en que el algoritmo descrito se desarrolla exactamente en los mismos términos. Pero la exactitud también supone una nueva limitación interpretable como susceptible de ser atacada por una reacción compensatoria lo que deriva en nuevos infinitos conjuntos de infinitos iguales entre si, pero diferenciados del nuestro en matices algebraicos que irán creciendo en disparidad conforme se alejan en la secuencia.

Para terminar quiero poner en valor una figura matemática enmascarada en varios puntos de la descripción del modelo. Se trata de la recta real, sustento de conceptos como infinito o infinitesimal, base estructural de los miembros informativos de la constante espacio-tiempo, o esqueleto de la complejidad multiversal.

Mikel Zabalbeitia

Agosto 2021

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